Desde su infancia y hasta la edad adulta, Shamika ha sufrido continuamente de piel seca y agrietada. Todavía afectada por los síntomas del eccema como madre, aprovechó una oportunidad para encontrar una posible solución.
Shamika, una madre de 29 años de dos hijas, ha vivido con eccema (dermatitis atópica) desde que era una niña. La afección y sus síntomas han sido una constante en su vida, incluso antes y después de participar en un estudio clínico para un tratamiento del eccema varios años atrás.
Una nueva posibilidad
De niña, Shamika tuvo dificultades en la escuela y por su condición. Vivió también con alergias y asma, pero los síntomas visibles y el malestar físico del eccema hicieron que las cosas fueran particularmente desafiantes. Las áreas de la piel más oscuras, o hiperpigmentación, solo agregaban a su preocupación. "Tenía la piel fea y me picaba", comenta. “La época escolar fue difícil”.
A medida que fue creciendo, los padres de Shamika limitaron su exposición a distintas situaciones, mascotas y telas que pudieran empeorar sus síntomas, pero con poco éxito. Incluso de adulta, la ropa le causa irritación. Los cambios estacionales provocan exacerbaciones, e incluso el contacto físico podría ser doloroso.
A finales de la década de 2010, Shamika lidiaba con los síntomas del eccema junto con las responsabilidades de ser madre primeriza. Cuando vio un anuncio en línea de un estudio clínico para su condición, pregunto sin dudarlo. “Necesitaba encontrar un poco de alivio”, recuerda.
En poco tiempo, Shamika estaba participando en un estudio clínico para el eccema, y recibía una solución intravenosa en fase de investigación en un centro del estudio cerca de su casa, en Oklahoma.
El cuidado que recibió Shamika durante su participación en estudio dejo una impresión durante y sus interacciones positivas con el personal continuaron más allá de su participación activa en el estudio. Poco después de que finalizara el estudio clínico para el eccema, quedó embarazada de su segunda hija. Durante el embarazo y después de dar a luz, miembros del personal le hicieron seguimiento a ella y a sus hijas.
Lamentablemente, los síntomas cutáneos de Shamika han reaparecido tras varios años de haber finalizado el estudio donde participó. En lugar de sentirse frustrada, se enfoca en la promesa de posibles tratamientos futuros que hoy se evalúan en otros estudios clínicos.
Cuando Shamika conoce a una persona con eccema, le habla de su participación en el estudio clínico y le recomienda que lo considere si un estudio clínico es la opción adecuada.
“Si estás sano y puedes [participar en un estudio], vale la pena. Si pudiera hacerlo otra vez, lo haría”.