Cada persona en un estudio clínico cumple un papel fundamental. Sin embargo, no siempre es fácil tomar la decisión de participar en uno. Lea por qué Jeff La Marca superó su miedo a las agujas para participar en dos estudios clínicos de vacunas.
Cuando Jeff La Marca vio por primera vez la búsqueda de voluntarios para estudios clínicos en el Internet, se preguntó: “¿Podría hacerlo?”
No estaba seguro.
Jeff no tenía dudas sobre la importancia de los estudios clínicos. Había comprendido la importancia personalmente tan solo unos años antes, cuando una falta de aliento repentina lo obligó a tener un examen médico.
“Al final, me tuvieron que hacer un bypass cuádruple”, explica Jeff. “Estuve muy mal por un tiempo, y después hubo complicaciones... Tuve mucha suerte”. Luego, Jeff pudo volver a su vida como profesor de música y de educación especial. “Se lo debo a la medicina moderna”, dice. “Si esto me hubiera pasado 20 años antes, creo que no habría sobrevivido”.
Jeff estaba agradecido por la segunda oportunidad que tuvo y quería ayudar a que otros pacientes también la tuvieran, por eso decidió participar en estudios clínicos. Y eso es lo que nos explicó en esta entrevista (realizada originalmente en inglés).
Sin embargo, un pequeño problema no lo dejaba avanzar: la tripanofobia.
En lenguaje claro, Jeff tenía un miedo extremo a las agujas.
Entonces, si participar como voluntario en un estudio clínico implicaba que debía recibir inyecciones, ¿podría hacerlo?
“¡Las enfermeras me dijeron que nunca habían visto a un hombre adulto con tanta fobia a las agujas como yo!”
Jeff se ríe. “No es lógico, es simplemente lo que ocurre: es un miedo real que me hace temblar, llorar y querer que me den un globo”.
“En parte, lo que me ayudó fue saber que este era un estudio de vacunas”, explica Jeff. “Y mi padre tuvo polio de chico. Sobrevivió, por poco, pero se vio afectado por toda su vida”.
Jeff creció viendo cómo su padre luchaba con las secuelas de una enfermedad que aterrorizó a su generación, una enfermedad que, al momento del nacimiento de Jeff, había sido erradicada del mundo.
La diferencia había sido que la vacuna fue posible gracias a las personas que participaron en esos estudios clínicos.
“Esto no se trataba de mí, sino que era para el beneficio de la humanidad”, afirma Jeff. “Entonces, ¿podría enfrentar mis miedos para ayudar a hacer del mundo un lugar mejor? Sin duda. Podría hacerlo”.
Eso fue hace casi cuatro años. Ahora, Jeff ya participó en dos estudios clínicos de vacunas de Pfizer, incluyendo el estudio clínico de la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech, por el cual siente un enorme orgullo.
“Todavía tengo que juntar coraje antes de salir de casa, ¡y todavía quiero mi globo!” Jeff se ríe. “Pero no todos los días tienes la oportunidad de hacer del mundo un lugar mejor. Es un honor poder ser parte de estos estudios clínicos”.
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